LA EUCARISTÍA, PRESENCIA VIVA DE JESÚS

P. Ceferino SANTOS, S.J.

(Reflexión desde el Catecismo de la Iglesia Católica)



* El hecho y la institución de la Eucaristía

Jesús, antes de retornar al Padre, quiso dejar una enorme prenda de su amor por los suyos y para no alejarse nunca de ellos y hacerles partícipes de su presencia, de su cuerpo y de su sangre, de su Pascua y de su vida, instituyó la Eucaristía en la última Cena con sus discípulos: "Tomó el pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: 'Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío'. De igual modo, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo: 'Este cáliz es la nueva Alianza en mi sangre, que va a ser derramada por vosotros' (Lc 22,7-20; Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; 1 Cor 11,23-26)". [CatlC 1339]

"El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras "hasta que venga" (1Co11,26)... requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre" [1341]. Y desde el comienzo la Iglesia fue fiel a esta orden del Señor Jesús: prolongar la presencia eucarística de Cristo entre los hombres a través del sacerdocio ministerial hasta su vuelta gloriosa.

* La importancia de la Eucaristía en la vida de la Iglesia.

"La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia a su Iglesia y todos sus miembros a su Sacrificio de alabanza y acción de gracias, ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia" [Catlt 1407].

Con el Catecismo de la Iglesia Católica podemos decir que "desde el comienzo de la Iglesia hasta nuestros días la celebración de la Eucaristía se ha perpetuado, de suerte que hoy la encontramos por todas partes en la Iglesia con la misma estructura fundamental. Sigue siendo el centro de la vida de la Iglesia" [1343].



Por otra parte, "La Eucaristía es 'fuente y cima de toda la vida cristiana' (LG 11)... La sagrada Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua (PO 5)". [1324]. En la Eucaristía "culmina la iniciación cristiana" [1322] Además, "toda la vida litúrgico de la Iglesia gravita en torno al sacrificio eucarístico y los sacramentos" [1113]. Y la Eucaristía es "santa y divina liturgia, porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra su centro y su expresión más densa en la celebración de este sacramento" [1130] Incluso, "por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna, cuando Dios será todo en todos (1 Cor 15,28)" [1326].



"En resumen, - podemos decir con el Catecismo de la Iglesia Católica -, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe" [1327]: fe en Cristo nuestro Salvador y Señor, fe en su presencia real en la Iglesia, fe en el Padre, que acoge con agrado el sacrificio purísimo de su Hijo, y fe en el Espíritu Santo, que transforma el pan y el vino en el Cuerpo y la sangre de Cristo, vivo en este sacramento. Con razón, exclama la Iglesia en la liturgia de la misa, después de la consagración del pan y del vino: "Este es el Sacramento de nuestra fe".



* El Espíritu Santo y la Eucaristía

Algunos teólogos ortodoxos pensaron que la "epiclesis", o 'invocación' al Espíritu Santo en la Misa sobre las especies de pan y vino era lo que constituía el "cambio" eucarístico, de tal modo, que la supresión de la invocación del Espíritu sobre el pan y el vino podría invalidar la consagración eucarística. De hecho, la epiclesis y las palabras consecratorias de Cristo, repetidas en la Eucaristía, forman un todo único e inseparable (Cf. CONGAR, Y.M.-J: El Espíritu Santo, p. 659 ss.). La Eucaristía es como un engendramiento diario de Cristo, carne y sangre. Y así como la encarnación de Jesús fue realizada bajo la acción del Espíritu Santo, de igual manera la consagración de los dones eucarísticos y la sucesiva presencia de Cristo en ellos ha de realizarse por el poder del Espíritu de Dios. Cristo consagra el pan y el vino de la Eucaristía con la acción de su Espíritu.

El Catecismo de la Iglesia Católica recoge y matiza alguna de estas ideas: "La Epiclesis es el centro de toda celebración sacramental, y muy particularmente en la Eucaristía" [ 1106] .

"La Epiclesis ("invocación sobre") es la intercesión mediante la cual el sacerdote suplica al Padre que envíe el Espíritu santificador para que las ofrendas se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo y para que los fieles, al recibirlos, se conviertan ellos mismos en ofrenda viva para Dios" [1105]. "En la epiclesis, la Iglesia pide al Padre que envíe su Espíritu Santo (o el poder de su bendición, (cf MR, Canon romano, 90) sobre el pan y el vino, para que se conviertan con su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo" [1353] . "El Espíritu Santo hace presente el Misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía" [737]. La fe en el Cristo Eucaristía se une a la fe en el Espíritu Santo "eucaristizador".




La presencia de Cristo en la Eucaristía



"Cristo Jesús que murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros" (Rom 8,34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia (LG 48)... pero, "sobre todo, (está presente) bajo las especies eucarísticas" (SC 7)" [1373].

"El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la Eucaristía por encima de todos los sacramentos y hace de ella 'como la perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos los otros sacramentos' (Sto. Tomás, S.Th. 3,73,3). En el santísimo sacramento de la Eucaristía están 'contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero" (Cc. de Trento: DS 1651). 'Esta presencia se denomina "real", no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen "reales", sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre se hace totalmente presente' (MF 39)" [1374]. Esta presencia real de Cristo en la Eucaristía es la que justifica el culto de adoración a Cristo, durante la misa y también fuera de su celebración, presentando las hostias consagradas a los fieles para que las veneren con solemnidad o llevándolas en procesión [1378].



* Presencia y Memorial

En la Misa "la Iglesia hace memoria (anamnesis) de la pasión, de la resurrección y del retorno glorioso de Cristo" [1354]. La Eucaristía abarca de algún modo toda la vida de Cristo hasta que vuelva. "Jesús hizo de su última Cena con sus apóstoles el memorial de su ofrenda voluntaria al Padre (1 Cor 5,7) por la salvación de los hombres: 'Este es mi Cuerpo que va a ser entregado por vosotros' (Lc 22,19). 'Esta es mi Sangre que va a ser derramada por muchos para remisión de los pecados' (Mt 26,26)" [610]. Desde entonces, "la Eucaristía que instituyó en ese momento, será el "memorial" ( I Cor 11,25) de su sacrificio" [ 611] .

"Por ser memorial de la Pascua de Cristo, la Eucaristía es también sacrificio" [1365]. "Es, pues, un sacrificio porque representa (= hace presente) el sacrificio de la cruz, porque es su memorial y aplica su fruto" [1366]. De alguna manera, en la Eucaristía no sólo recordamos el sacrificio de Cristo, sino que también se nos hace presente y lo revivimos místicamente. Así pues, "el sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio" [ 1367] , cruento en la Cruz e incruento sobre el altar. Pero todos "participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor" [1322].

Finalmente, puesto que Cristo "iba a ofrecerse en la cruz por nuestra salvación, quiso que tuviéramos en la Eucaristía el memorial del amor con que nos amó hasta el fin (Jn 13,1)" [1380].



* La Eucaristía es Comunión

"El nombre de comunión puede aplicarse a cada uno de los sacramentos, porque cada uno de ellos nos une a Dios... Pero este nombre es más propio de la Eucaristía, porque ella es la que lleva esta comunión a su culminación" [950]. Por la Eucaristía "compartimos realmente el Cuerpo del Señor, que nos eleva hasta la comunión con él y entre nosotros" [790] y "nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuerpo (1 Cor 10,16-17)" [1331]. Este encuentro entre Cristo y la Iglesia reúne a los hijos de Dios en el único Cuerpo de Cristo [ 1097] .

Hay la Eucaristía hay otro misterio de comunión, pues "manifiesta y comunica a los hombres el misterio de la Comunión del Dios

Amor, uno en tres Personas" divinas [1118]. A través de la Eucaristía, somos llamados a participar de la vida trinitaria de Dios. Así es como también "por la celebración Eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo" [ 1326] . "La Iglesia ofrece el sacrificio eucarístico en comunión con la santísima Virgen María y haciendo memoria de ella así como de todos los santos y santas" [1370].

Otro de los sentidos de "comunión" en la Eucaristía se refiere a la recepción por los fieles del "pan del cielo" y del "cáliz de salvación", del Cuerpo y la Sangre de Cristo" [1355], de modo que el mismo Catecismo puede hablar de la invitación urgente del Señor a recibirlo en el sacramento de la Eucaristía: "tomad y comed todos de él", como de "comunión" [1384]. Cristo se convierte en alimento y manjar de la vida eterna [1212], en un nuevo maná y verdadero Pan del Cielo [1094], que nos transforma en el Cristo total. " Eucaristía es el "banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura" [ 1323] . Así el "Banquete del Señor" (1 Cor 11,20) es una "anticipación del banquete de bodas del Cordero (Ap 19,9) en la Jerusalén celestial" [1329].



* Los frutos maravillosos de la Eucaristía

Es "sobre todo en la Eucaristía, donde Jesucristo actúa en plenitud para la transformación de los hombres (CatTr 23)" [1074].

. "La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con Cristo Jesús. En efecto, el Señor dice: 'Quien come mi Carne y bebe mi Sangre habita en mí y yo en él' (Jn 6,57). La vida en Cristo encuentra su fundamento en el banquete eucarístico" [1391].

. La Eucaristía tiene una relación íntima con la santificación de los hombres, pues "en ella se encuentra la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo" [1325]. "La comunión con la Carne de Cristo resucitado, 'vivificada por el Espíritu Santo y vivificante' (PO 5), conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el bautismo" [1392].



. La comunión nos separa del pecado, nos purifica de los pecados cometidos y nos preserva de pecados futuros [1393, 1395]. La Eucaristía, al fortalecer la caridad, borra los pecados veniales [1394]. La Eucaristía "es el antídoto que nos libera de nuestras faltas cotidianas y nos preserva de pecados mortales" [1436].



. La Eucaristía hace la Iglesia y la unidad del Cuerpo Místico. "La comunión renueva, fortifica, profundiza la incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo" [1396].



. "La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres [1397]. El que ha gustado la sangre de Cristo, ha de reconocer a Cristo en su hermano más pobre.

. La Eucaristía invita a la participación común en la mesa del Señor hasta llegar a la "unidad completa de todos los que creen en Él" [1398].

. La Eucaristía se convierte también en una escuela de oración: "La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración" [2643]: oración de ofrenda y de consagración, de alabanza, de acción de gracias y de súplica, oración de intercesión y de adoración [1418,137879,2628].

Se ejercita la oración trinitaria y cristológica, la oración en el Espíritu, las plegarias de bendición y la oración contemplativa. Ningún tipo de oración se excluye en la celebración eucarística.

. "Nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo" [1000] . En la Comunión eucarística Jesús pone en nosotros un germen de inmortalidad y resurrección gloriosas y, muchas veces también, efectos sanadores en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu. "La presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos actúa... de manera especial por la Eucaristía, pan que da vida eterna (Jn 6,54.58) y cuya conexión con la salud corporal insinúa S. Pablo (1 Cor 11,30)" [1509].

. Finalmente, la Eucaristía fortalece la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse" [1394]. Con razón San Agustín la llamaba "vínculo de amor": '0 vinculum caritatis!' [1398; 1323]. Verdaderamente es el Sacramento del Amor. Ante la Eucaristía podemos exclamar:



Cantemos al Amor de los amores,.

cantemos al Señor:

Dios está aquí. Venid, adoradores,

Adoremos a Cristo Redentor:



* Conclusión



El amor de Cristo hacia nosotros se extiende por todos los sagrarios de la tierra. Tenemos que responder a este amor que nos salva con una entrega amorosa y fiel. "La Iglesia y el mundo - decía Juan Pablo 11- tienen gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y los delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración" [1380]. Desde la fe reconozcamos la presencia viva de Cristo en este Sacramento y digámosle:



Con devoción Te adoro a Ti, oculta Deidad;

que, bajo estas especies, oculto y vivo estás.

Todo mi corazón se entrega a Ti y se da,

pues, cuando Te contempla, desfallecido está.



Ante la grandeza de este misterio el hombre se siente amorosamente anonadado.



(Nuevo Pentecostés, n.49)