1.- HACIA EL GOZO Y LA PAZ

HACIA EL GOZO Y LA PAZ EN MEDIO DE LAS MOLESTIAS


Sabemos que el miedo al dolor nos hace sufrir más que el dolor mismo cuando llega. Igualmente, el miedo a la muerte nos amarga más el corazón que cuando nos estamos muriendo. De hecho, hay gente que muere en paz y hasta con una sonrisa en los labios.
El miedo anticipa el dolor y los problemas, nos hace más sensibles ante las molestias. Y cuando los problemas llegan, sufrimos más todavía a causa de esa resistencia anticipada.


El dolor es un fantasma real con excesivo poder sobre nuestras vidas, en una desmesura mental que lo hipertrofia más allá de su enorme poder real....Por evitar sufrir, con frecuencia se sufre más. Por tener una imagen paradisíaca y utópica de la salud no se goza de una modesta buena salud." (1)


Pero podríamos evitar ese dolor innecesario que nuestra propia mente le añade a las dificultades de la vida.


Es más. Nos preguntamos ahora si es posible encontrar una manera de asumir los límites variados de la vida de tal manera que en medio del mismo sufrimiento podamos alcanzar un consuelo interior, el gozo, el entusiasmo, la paz. Y junto con muchos autores espirituales respondemos que sí.

"A veces podemos sentirnos descontentos por varios motivos, pero en el fondo seguimos siendo felices...Tendemos a creer que cuando sufrimos no podemos ser felices, pero en la vida de una persona centrada en Dios, el sufrimiento y la alegría pueden coexistir...Con frecuencia un gran dolor y una gran alegría forman parte de una misma experiencia". (2)
Es cierto que hay que distinguir el placer de la alegría; porque una obsesión por el placer es enemiga de cualquier interferencia y de cualquier perturbación que se presente. Pero cuando en lugar del placer lo que nos domina es la alegría, ese gozo puede convivir con las molestias de la vida.

"El placer es patrimonio de la cosas fáciles, de aquellas que no son demasiado costosas. La alegría es más íntima, puede acompañar al esfuerzo, al trabajo, e incluso al sufrimiento, cuando surgen obstáculos." (3)

Hay que superar la oposición entre vida y dolor como si los momentos de sufrimiento no fueran vida. Es un engaño malsano identificar completamente la vida con el placer y la comodidad, olvidando que a veces los momentos más intensos de nuestra vida se producen precisamente en épocas de dificultad.

"Esto es vida, eso aprendí. Tu vida es toda tu vida. El beso aquel, y esta tarde que se esparce sobre mí en la cama de un sanatorio. También esto es vida. Es parte de tu ser, me dije, como el paseo aquel por el bosque de los arrayanes, que tanto te estremeció. ....Aprendí que la vida es toda la vida, y no aquello que elegimos, lo bonito y exultante, considerando lo demás como desperdicio. Debemos reeducarnos, si no queremos seguir contando años en estructuras ficticias del bien de la primavera y del mal del invierno. Aprendí a redimensionar los valores y a entender que el llamado sufrimiento es tan vida como la amapola, como la abeja" (4)

Ahora desarrollaremos quince maneras variadas para aprender a convivir con las dificultades. O para que cada uno pueda elegir las sugerencias que más le ayuden en este momento y así pueda hacer un camino para vivir con intensidad en medio de las dificultades y las molestias que le toque enfrentar en esta etapa de su vida.
Antes de presentarte esto quince caminos, te pido que trates de precisar cuales son las angustias que quisieras mitigar o sanar, cuales son las molestias que te quitan la paz, o que no te permiten disfrutar de tu vida últimamente. Sería bueno que hicieras una lista de esas molestias. Al escribirlas te obligas a precisar mejor lo que te perturba.

No enumeres sólo los problemas (discusiones, dolores físicos, dificultades en el trabajo, fracasos ) sino también lo que sientes frente a esos problemas, lo que cada uno de esos problemas te hacen experimentar en tu interior. Y no te quedes en los síntomas. Trata de llegar a la raíz de tu perturbación, a la causa más profunda que `provoca los síntomas molestos.

En este trabajo no te juzgues a ti mismo, ni creas que tendrás que resolver inmediatamente lo que descubras. Simplemente ten el coraje de mirarte serenamente tal cual estás, sabiendo que, a partir de ese reconocimiento sincero, poco a poco será posible salir adelante y alcanzar una vida mejor.

Una vez que hagas esa lista de molestias y sus causas con toda la sinceridad y claridad que sea posible, podrás recorrer con más provecho los quince caminos que te propongo a continuación.

- I - CONSUELOS DIVINOS.
Hay que reconocer que siempre, en medio del dolor Dios nos ofrece algún consuelo. Si leemos Lc. 22,42-43 veremos que Jesús sufría de tal manera que le pedía al Padre que, si fuera posible, lo liberara de su amargo sufrimiento. Pero como respuesta se dice allí que "apareció un ángel venido del cielo que lo confortaba". Es decir, Dios usa algún instrumento, encuentra alguna manera de ofrecernos un alivio interior, nos manda algún consuelo que nos permita sobrellevar los momentos difíciles.(5)


De hecho, conozco personas que se sentían muy débiles y temían no poder soportar el dolor cuando llegara alguna situación difícil; y sin embargo cuando llegó el momento duro han experimentado unas fuerzas interiores que nunca habrían imaginado.
Pero Dios nos reconforta sobre todo a través de los demás, y así nos hace mirar a las personas con otros ojos.



En las dificultades siempre encontramos alguna mano amiga, una palabra de consuelo, una compañía, un gesto amable, alguien que transmite paciencia, y de esa manera valoramos mejor que nunca a los demás, aprendemos a amarlos más que nunca, descubrimos como nunca lo bello que es vivir unidos. Esa experiencia de amor puede hacer que un momento de sufrimiento esté lleno de una hermosura que hay que saber contemplar.

Puede suceder que una persona nunca reciba tanto cariño y tanta atención como en medio de una enfermedad. Hay gente que se enferma gravemente, y quiere morir por falta de amor pero el cariño que recibe en su internación, decide seguir viviendo y empieza una etapa de "resurrección". (6)

Por otra parte, en medio del dolor, Dios nos puede presentar alguna persona que tenga la misma dificultad que nosotros, o quizá otra peor, pero que posee la sabiduría para sobrellevarla con serenidad, sin perturbarse, sin perder la alegría. El encuentro con ese tipo de personas nos lleva a preguntarnos. "Si esta persona puede sobrellevar lo que le pasa con tanta serenidad y normalidad, ¿por qué no yo?.


Esa persona, que te invita a vivir con más sabiduría, es un ángel que Dios te envía. Pero ese ángel puede ser también un poema, un animal, una melodía, un buen recuerdo. Cualquiera de esas cosas que con su hermosura nos alegran. Trata de reconocerlo.


CAMINO PERSONAL I
Dios seguramente te manda "ángeles" todos los días, para que no te sientas tan solo, para que la vida no te pese tanto, y te los enviará cada vez que tengas que sufrir, Pero es necesario mirar con otros ojos para saber descubrirlos.
Si repasas la semana pasada, y la miras con ojos positivos, ciertamente podrás descubrir que algunas personas te han tratado bien, que algunas cosas que has visto, una canción que escuchaste, algunas sensaciones buenas que se cruzaron por tu interior han sido esos ángeles que intentaron iluminar tus ojos en medio de tus preocupaciones y aburrimientos.

Pero quizá no los valoraste, te parecieron poca cosa y no le diste la importancia que tenían. Si Ahora intentas

reconocerlos y valorarlos, después podrás estar más atento para reconocer los ángeles que Dios te envíe hoy y mañana.



NOTAS:
(1) J. A. García Monge. El manejo del dolor en psicoterapia, en C. Alemany-V-García. (eds), El cuerpo vivenciado y analizado. Desclée de Brouwer, Bilbao 1996, 212, 216
(2) H.J.M. Nouwen, Aquí y ahora. Viviendo en el Espíritu. San Pablo, Madrid 1998. 21-22.
(3) L. Corman, La educación en la confianza. Aguilar, Madrid 1981, 164
(4) J. Barylko, El significado del sufrimiento. Buenos Aires 2001, 15, 49.
(5) A.. Grun La resurrección de cada día .Buenos Aires 2001, 16-17.
(6).De hecho, esto es tan cierto que algunos optan por no liberarse del todo de una enfermedad y tienen frecuentes recaídas, porque eso les permite recibir el cariño y la atención de los demás.