PAUTAS PARA DIRIGENTES

En Julio de 1988, bajo la dirección del P. Diego Jaramillo, se redactaron unas Conclusiones del Encuentro para Dirigentes Carismáticos. Nunca fueron publicadas ni difundidas. Se recogen de NUEVO PENTECOSTÉS que las dio a conocer.



EN SU VIDA PERSONAL CON DIOS...

1. En la construcción de la Iglesia, dada la debilidad de los dirigentes, se necesita la fuerza del Señor. Por eso, el dirigente debe pedir siempre SU gracia.

2. El dirigente debe procurar que se conserve en él, y en su grupo, la experiencia del bautismo en el Espíritu y la fe y confesión de Jesucristo, el Señor.

3. El dirigente ha de moverse en una actitud de acogida al Espíritu de Jesús y recibir con agradecimiento, en él mismo y en medio de su grupo, las gracias carismáticas que sirven para la edificación de la Iglesia, y que se deben usar con apertura, con orden y con discernimiento comunitario.

4. El dirigente ha de estar abierto a una incesante renovación que el Espíritu hace en su vida, en la vida de los grupos y en toda la Iglesia.

5. El dirigente ha de intensificar el proceso continuo de conversión a Jesús.

6. El ideal de todo dirigente es la transformación en Jesús. Se dispone por la lectura asidua de la Palabra, por la vivencia sacramental, por la oración y el apostolado, por el deseo y el anhelo de crecer en el conocimiento del Señor.

7. Un dirigente debe sentirse discípulo amado de Jesús y corresponder a ese amor sabiendo buscarle, descubrirle, dialogar con Él, y dejándose acoger por María, la Madre de Jesús.



EN LA VIDA COMUNITARIA



8. El dirigente debe buscar inspiración en Jesús para actuar, en su vida familiar y en la iglesia local, como testigo y maestro del diálogo con Dios y de la acogida de la Palabra.



9. Un dirigente ha de estar en comunión profunda con los otros dirigentes, pidiendo al Señor que sane las relaciones de unos con otros.



10. La oración personal y litúrgica ha de propiciar un clima de alegría, de carismas y de manifestación del Espíritu que hace presente a Jesús en medio de su pueblo.



11. Todo dirigente, como parte de la Iglesia, debe reconocer sus propios ministerios y carismas y los ajenos, dentro de un clima de respeto y de colaboración y de continuo discernimiento. Sabe que la Renovación Carismática ha de realizar un esfuerzo permanente para situarse en el corazón de la Iglesia, aportando a los demás las gracias que Dios le da, recibiendo con gratitud las que El le regale a través de los otros. Reconoce la función del Presbítero en la Iglesia parroquial que, según palabras de Juan Pablo II, es función de presidir los Sacramentos y de integrar los grupos en la vida de la Iglesia, evitando así grupos alternativos o paralelos.

12. El dirigente no ha de estar encerrado en su grupo, sino comprometido en el servicio de la Iglesia universal y del mundo.





PARA LA EVANGELIZACIÓN



13. El dirigente de la R. C. ha de estar atento a buscar caminos y modalidades que sirvan para evangelizar, sin desperdiciar ninguna oportunidad.

14. Un dirigente ha de estar comprometido a llevar la Buena Noticia de Jesús de una manera, nueva en su ardor, nueva en sus métodos, nueva en su expresión.

15. La evangelización no se hace sólo de palabra, sino con el testimonio de la propia vida y con la manifestación del Espíritu Santo, cuyo fruto principal es el amor.

16. Un dirigente de la R. C. es un evangelizado, un evangelizador y un maestro de evangelización.



(Nuevo Pentecostés, nº 40)