SANACIÓN POR DOS ABORTOS.

Hola, queridos hermanos. Les quiero dar un testimonio de mi vida. Hace 8 años conocí la Renovación, por necesidad, por mi hijo, porque estaba mal de sus oídos y me hablaron de la Renovación Carismática. Asistí al grupo de oración que recién habían formado en mi pueblo; iba un día sí y otro no. Cuando cierto día asistí a una misa de sanación con el Padre Saúl Sabala; yo asistí a la misa por mi hijo y... fue cuando el Señor me dijo en mi interior: NO SOLO A TU HIJO LO SANARÉ, SI NO TAMBIEN A TI.

Entonces fue cuando mi vida fue dando un cambio. Empecé a sentir la presencia del Señor en mi vida. Comencé a sentir arrepentimiento por lo que había hecho; mi corazón lo sentía pequeño, oprimido y decía: DIOS MIO, PERDÓNAME. Lloraba y lloraba pero yo no decía nada; solo le pedía a DIOS que me perdonara. Hasta que un día, mientras que una hermana hacía oración por mí, yo le dije al Señor, en mi interior: Tu conoces mi arrepentimiento y si me has perdonado, dame una señal para poder seguir tu camino, aunque no soy digna de ti. Al final de la oración, la hermana me dijo: JESUS TE AMA, HERMANA, porque tú te has arrepentido; y no temas, que tus hijos están con Él. Y me pidió que me fuese a confesar.

Saben lo que es sentir ese remordimiento, el haber arrancado dos seres de mi vientre! Busqué a un sacerdote y me confesé; sentí una gran paz dentro de mí, pero... a pesar de mi confesión, seguía con ese dolor en mi corazón. Mis plegarias solo eran para pedir perdón.

Un día de gran asamblea, en que participaban de todos los grupos de la renovación, en Ecuador, yo me postré en el momento de la intercesión y dije: Señor, si tu me amas, dime que me has perdonado y que mis hijos están contigo para poder dar testimonio; Señor, envíame a través de un hermano, tu mensaje. Al final de la oración el sacerdote dijo: el Señor me envía un mensaje para una mujer que abortó: El PADRE te ha perdonado y tus hijos están junto a Él; da testimonio ante el mundo para evitar abortos.

Aún así, hermanos, con todos los mensajes que había recibido de Dios, sentía ese dolor en mi corazón, hasta el día martes, el último día del seminario, en que yo lloraba y en mi corazón decía: Dios mío, por haber hecho esto, no soy digna de Ti, y Tú, aun así, me quieres. Cuando finalmente el hermano hizo una oración sobre las personas que habían abortado y que pasasen al frente, yo pasé y me dijo: hermana no llores, tu sabes donde están tus hijos; perdónate a ti misma, pues es lo que todavía no has hecho, perdonarte a ti misma; JESUS te quiere, hermana. Y en ese momento me perdoné a mi misma.

GRACIAS A TI, JESUS, QUE NOS QUIERES, QUE NOS AMAS. TE ALABO Y TE BENDIGO.

Hermanos, ayúdenme a orar por esos niños no nacidos... y por las que quieren abortar. Que este testimonio llegue al mundo entero para la gloria de Dios. Amen